Solo me acuerdo de que hemos empezado subiendo desde los 170 metros hasta los mil. Luego una bajada bestial (permitidme que repita el adjetivo), llena de piedras, el firme herido por las lluvias, pendientes imposibles como las escaleras que pinta Escher. Después otra vez a subir, hasta los 950 metros. Buenas pistas y carreteras sin tráfico, eso sí.
Salimos de Sant Llorens de Muga a las 7:45 h. sin desayunar (ningún bar abre hasta las 9:00 h.) pero con un picnic estupendo: 2 magdalenas, un plátano y una galleta de chocolate, cada uno, que nos hemos comido en Albanyá junto con un litro de leche que hemos comprado, un aquarius cada uno con el almuerzo, y bocata de butifatra en la comida (con agua, no con cerveza, a pesar de que Ricardo-boca de fraile le ha pedido a una señora que salía de una casa que nos vendiera un par de ellas).
Hoy hemos transitado por el Alt Garrotxa, un paraíso.
Y para terminar, más de lo mismo: otra buena subida casi hasta Camprodón.
Estamos hechos unos jabatos, Pedro.
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